HISTORIA DE LA SACHA

La historia de la creación del instrumento nos lleva a los años 70

Don Elpidio Herrera ya en Villa Atamishqui se reúne con su hermano el “BEBE” HERRERA que lo motiva a integrar el conjunto que había formado “LOS COYUYOS ATAMISHQUEÑOS”.
En este periodo se traslada con todo el grupo a Buenos Aires para realizar una grabación experimental en los estudios CBS. Graban un disco de acetato, con cuatro temas.

“Era una suerte de grabación casera. Para escucharnos nosotros nomás….” -dice Elpidio.

Durante algunos años, Elpidio tuvo, además de la música, otra actividad que lo ponía en contacto con la gente: la docencia, desempeñándose como profesor de Matemática y Física en el colegio secundario de Villa Atamishqui.

En ese entonces ya había creado la CASPI-GUITARRA, en quichua “guitarra de palo”, que era una simple madera encordada.

“Nuestros viejos contaban lo difícil que era tener una guitarra. Ellos, con una tabla o palo, hacían una CASPI (en referencia a  la guitarra de palo). En aquel tiempo las cuerdas eran de tripa, pero la primera cuerda era de alambre. A mí se me ocurrió copiar en un pedazo de tabla un modelo de diapasón y ponerle cuerdas metálicas….” – cuenta Elpidio.

Invitados por Felipe Corpos, actuaron en el Alero Quichua Santiagueño, programa radial dedicado a la difusión del quichua y la música nativa,  impresionando a presentes y oyentes por lo novedoso de la instrumentación y la calidad del canto auténticamente atamishqueño bilingüe.

En 1.972, Los Coyuyos Atamishqueños grabaron la chacarera bilingüe  LA JOSE JUAREZ en el Volumen 3 del Alero Quichua, junto con dos temas instrumentales LA SACHAGUITARRA y GATO BAJO LA LLUVIA

Don Sixto Palavecino sugirió que en vez de Caspi Guitarra, el instrumento se llamase Sachaguitarra (Guitarra del Monte).

En 1.974, el Volumen 5 estuvo dedicado totalmente a la Filial Número 1, Alero Quichua Atamishquimanta, integrada por Los Coyuyos Atamishqueños y Las Sachaguitarras Atamishqueñas.
En aquella ocasión, los integrantes de Los Coyuyos eran: Luis Alberto “Pishquín” Rodríguez, Ramón “Piri” Leguizamón, Bebe Herrera y Elpidio Herrera; Las Sachaguitarras eran tocadas por Germán Edgar “Chito” Díaz y Elpidio Herrera.

Buscando mejorar el sonido, llega a sus manos (por medio de una amiga de su madre) un porongo (mate gigante). Por sus conocimientos de física piensa que este mate cortado transversalmente, debería servirle como caja de resonancia. Nace así la SACHAGUITARRA, “SACHA” en quichua significa “monte”.

 No conforme con lo que consiguió, Elpidio continua buscándole otros sonidos a su “sachaguitarra” la búsqueda lo lleva a practicarle una abertura en la parte frontal del instrumento.

Luego fabrica un arco de doce centímetros, hechos de unas cerdas cola de caballo para que la sachaguitarra sonara como violín, para ello solo utiliza la primera cuerda que frota con el pequeño arco por la abertura que le había practicado. La sachaguitarra suena como guitarra y violín.

La quinta cuerda cuya afinación no guarda relación con las restantes porque fue agregada después. Emite sonidos graves con el cual simula un Sikus; además imitando a las focas, pájaros, sonidos espaciales y efectos de voz humana. Todo esto hace a la creatividad característica del lutier Elpidio Herrera

Breve descripción del instrumento musical

La sachaguitarra es una guitarrilla de aproximadamente de unos 65 cm medidos desde el anclaje del cordal a la caja de resonancia hasta el extremo distal del clavijero[1]. La caja de resonancia -en forma de pera- está construida con la media cáscara vaciada y seca de una calabaza del género Lagenaria siceraria[2].

Según la clasificación de Hornbostel-Sachs[3], se trata de un cordófono compuesto, laúd de mango, de cuello, con caja de resonancia de cáscara (321.321) (Vega, Los Instrumentos Musicales Aborígenes y Criollos de la Argentina. 1º Edición digital., 2016, pág. 291). Se asemeja en cuanto a la forma y al tamaño al mandolín, pero posee cinco órdenes simples con cuerdas de metal[4]. La tapa armónica del instrumento está confeccionada de madera terciada o contrachapada de 2,5 a 3 mm de espesor pegada a la media calabaza seca. Posee orificios que pueden variar en diseños desde una boca circular como la roseta de la guitarra, hasta diversas formas elípticas. También tiene dos orificios por debajo de las cuerdas primera y quinta para que pueda introducirse en ellos el arco. Algunos modelos tienen pegados y/o atornillados a esta tapa una “pastilla” o pick-up de guitarra eléctrica que le permite ser amplificada electrónicamente. Se le adosa a la caja de resonancia un mango de madera, en general de cedro, con un diapasón de algarrobo al que se le colocan trastes metálicos. En su extremo superior está el clavijero, que forma una pieza única de madera con el mango. Allí se alojan las clavijas que bien pueden ser rústicas de madera clavada al orificio o mecánicas como las de la guitarra.

Este instrumento se ejecuta ya sea punteando, rasgando o bien frotando la primera o la quinta cuerda con un arco pequeño de unos 12 a 15 cm de longitud. Dicho arco está fabricado con madera de algarrobo y cerdas de cola de caballo tensadas, atadas y pegadas en sus extremos, separadas del soporte con unas pequeñas cuñas de madera. Para este fin, la tapa armónica tiene practicados dos orificios por debajo de estas dos cuerdas para que el arco pueda desplazarse frotando dichas cuerdas de manera perpendicular al plano de la tapa.

La afinación de las cuatro primeras cuerdas está emparentada con la de la guitarra: una décima menor hacia el agudo. Las primeras cuatro cuerdas se afinan en:

Sol5 – Re5 – Si bemol 4 – Fa4

La quinta cuerda es la octava de la primera, Sol4, y cumple la función de permitirle al ejecutante realizar las mismas melodías de la primera cuerda con la misma digitación en una octava más baja. El sonido logrado es de un timbre similar al del violín aunque algo más apagado y rústico, sin tanta presencia ni brillo.

Como se puede observar, no hay relación entre la afinación de este instrumento musical con el mandolín o el violín, sino más bien está emparentado con la afinación de los derivados de la guitarra.

Tanto Elpidio Herrera como su hijo Manolo ejecutan la sachaguitarra interpretando un repertorio propio y algunas melodías tradicionales: chacareras, zambas, escondidos, gatos, remedios y vidalas son las especies que interpretan con este instrumento, el cual cumple funciones melódicas. También se lo suele utilizar para realizar efectos sonoros como grillos, llantos, risas, cantos de aves de la zona, etc.

[1] La medida es la de un promedio aproximado, ya que en los distintos ejemplares que fabricó Elpidio varían unos centímetros más o menos, en función del tamaño de la media calabaza utilizada como caja de resonancia.

[2] La que se utiliza comúnmente para realizar el recipiente del mate, bebida de infusión tradicional en Paraguay, Argentina, Uruguay, sur de Brasil y sur de Bolivia.

[3] Utilizamos la traducción de la clasificación de Hornbostel-Sachs que hizo Carlos Vega para su edición del libro Los Instrumentos Musicales Aborígenes y Criollos de la Argentina, con la reedición y revisión que realizaran Héctor Goyena y Yolanda Velo en el año 2016 para la editorial EDUCA.

[4] Se utilizan cuerdas de guitarra acústica o guitarra eléctrica.

Algunas variantes del instrumento

Elpidio y Manolo Herrera crearon en conjunto la sachaguitarra eléctrica, a la que bautizaron Sachaguitarra X10. Dicho instrumento se distingue del anterior por:

  • no tener caja de resonancia;
  • contar con una adaptación de un micrófono de contacto con ecualización de una guitarra electroacústica;
  • el arco simple cambia a un arco doble (la misma varilla que posee el arco en el instrumento anterior, con cerdas en ambas caras opuestas del arco);
  • trocar el orden de la última cuerda. La quinta cuerda de la sachaguitarra pasa a ser en este nuevo instrumento la primera cuerda, lo cual permite novedosas posibilidades en la ejecución con un nuevo tipo de arco doble que permite la ejecución en simultáneo de dos órdenes simples y trémolos con ambas cuerdas.

PRIMERA X10

X10 ACTUAL 

La Sachaguitarra ME -65 

Idea de Manolo Herrera el hijo de Elpidio, cuenta con tres diapasones y afinaciones distintas

M.- de Manolo E de Elpidio y 65 por homenajear a su padre que cumplía 65 años ese tiempo.

El primer diapasón de arriba tiene cuatro cuerdas su afinación llamada el temple del diablo o afinación del diablo,

Contando de abajo  hacia arriba sus notas son:

4- Re

3- Si

2- Sol

1-  Sol

El diapasón del medio cuenta con solo dos cuerdas las dos afinadas en  la nota Sol.

El tercer diapasón lleva seis cuerdas como una guitarra eléctrica también en su afinación:

6- Mi

5-LA

4- Re

3- Sol

2- Si

1-Mi